A medida que los niños crecen desarrollan distintos miedos y preocupaciones. El origen del miedo se encuentra en el sistema límbico, donde residen las emociones. Obedece al mecanismo hormonal que se desencadena en la amígdala central, en que interviene un conjunto de neuropéptidos, entre ellos la vasopresina, cortisol y adrenalina, produciendo una reacción anestésica que prepara al sujeto para el peligro.
Durante el crecimiento vamos experimentando diversos miedos. No necesariamente tienen que transitarlos todos. Es importante no menospreciarlos y ayudarlos a que los superen. Si los miedos se sostienen en el tiempo se pueden convertir en fobias. Todos los miedos producen angustia. Por eso es importante acompañarlos en este proceso y consultar con un profesional si interfiere negativamente en su vida diaria.
2-4 años:
- Miedo a la oscuridad
- Miedo a dormir solo.
- Miedo al mal clima (tormentas, truenos…)
- Miedo a sombras, fantasmas o monstruos
- Miedo a ruidos fuertes imprevistos
5-7 años:
- Miedo a la oscuridad
- Miedo a ruidos fuertes repentinos
- Miedo a los médicos o dentistas
- Miedo a insectos o animales
- Miedo a estar solo
8-11 años:
- Miedo a los fantasmas
- Miedo a perder personas amadas
- Miedo a gente que pueda hacer daño (ladrones, secuestros…)
12-18 años:
- Miedo a cómo me vean los demás
- Miedo a la seguridad personal
- Miedo a sufrir abusos
- Miedo a exponerse frente a otros
- Miedo al futuro
- Miedo a la muerte