¿Qué es el Trastorno por Déficit de Atención/Hiperactividad?

El Trastorno por déficit de atención con hiperactividad es un trastorno de origen neurobiológico que se caracteriza por la presencia de tres síntomas típicos:

1. Déficit de atención

2. Impulsividad

3. Hiperactividad motora y/o vocal

¿Cuál es la explicación biológica?

La dopamina y la noradrenalina son moléculas que utilizan las neuronas para transmitir mensajes en el cerebro. Los niños con TDAH presentan un déficit en estos neurotransmisores que regulan distintos circuitos cerebrales.

¿Cómo afecta este déficit a la conducta del niño?

Diferentes conductas están reguladas por distintos circuitos cerebrales.

1. Una activación ineficaz en el circuito que modula la atención sostenida da lugar a, no continuar o finalizar tareas, problemas para mantener un esfuerzo mental y desorganización.

2. Una activación deficiente en el circuito que modula la atención selectiva deriva en, no escuchar, olvidar o perder objetos, distraerse con facilidad o prestar poca atención a los detalles.

3. La disfunción en el circuito que regula el control de impulsos, provoca qué el niño, hable excesivamente y sin pensar, no espere su turno e interrumpa.

4. Una activación inadecuada en el circuito que modula la actividad motora, provoca que el niño, se mueva continuamente, esté constantemente «en marcha» y tenga dificultad para jugar tranquilamente.

¿Qué deben hacer los padres cuándo sospechan que el niño puede presentar TDAH?

1. Evaluación Psicológica.

Acudir a un psicólogo especializado en TDAH. Es este profesional quien debe realizar la primera evaluación al niño. La evaluación debe incluir:

  • Realización de anamnesis (entrevista con los padres).
  • Recogida de información del comportamento del niño en casa y en el colegio.
  • Evaluación de la inteligencia.
  • Evaluación de las funciones ejecutivas: atención sostenida y selectiva, flexibilidad cognitiva, control de impulsos, planificación, memoria de trabajo y control de interferencia.
  • Evaluación  del estado emocional.
  • Evaluación de problemas comportamentales.
  • Evaluación de comorbilidades con otros trastornos como dislexia, discalculia o disgrafía.

La correcta evaluación permitirá averiguar si el niño presenta una conducta compatible con TDAH y de qué subtipo se trata:

  • Presentación combinada.
  • Presentación predominante con falta de atención.
  • Presentación predominante hiperactiva/impulsiva.
2. Intervención Psicológica.

Si el niño presenta TDAH, el psicólogo debe plantear una intervención psicológica. Será distinta en función del subtipo que presente el niño. La intervención estará orientada al niño y su entorno e incluirá:

  • Técnicas de modificación  de conducta.
  • Entrenamiento  neurocognitivo.
  • Adaptación del proceso de enseñanza/aprendizaje.
  • Técnicas de autorregulación.
  • Asesoramiento a los padres.

Si el niño mejora con la intervención psicológica no debería administrarse un psicofármaco. Solo después de 2 meses de intervención psicológica sin que se hayan reducido los síntomas significativamente, debería plantearse esta opción.

3. Evaluación médica.

Un profesional médico especializado en TDAH debe continuar la evaluación realizada por el psicólogo. Teniendo en cuenta los resultados obtenidos en las pruebas psicológicas y médicas, el médico prescribirá un psicofármaco si lo considera adecuado y los padres están de acuerdo.

Los psicofármacos actúan incrementando los neurotransmisores, pero cada psicofármaco regula un neurotransmisor diferente y en distinto grado. Para saber qué psicofármaco y en qué dosis debe administrarse, es necesario saber si el niño presenta un TDAH subtipo inatento, hiperactivo/impulsivo o combinado.

¿Cómo actúan los psicofármacos?

La mayoría de los psicofármacos prescritos para TDAH, actúan incrementando la cantidad de dopamina y/o noradrenalina.

Recuerda

  • El TDAH afecta a un 3-5% de los niños.
  • A un niño con TDAH le resulta difícil mantener la atención y/o  permanecer  tranquilo.
  • Frente a un diagnóstico de TDAH, el colegio debe adoptar las medidas oportunas para compensar el déficit  y facilitar  el aprendizaje  del niño.
  • La intervención psicológica debe continuar aunque se haya decidido administrar  un psicofármaco al niño.
  • La intervención psicológica produce efectos a largo plazo, el niño aprende a regular su conducta.
  • La intervención psicofarmacológica produce efectos a corto plazo sobre el área cognitiva, el aprendizaje y las relaciones sociales.
  • Antes de la administración del psicofármaco debe determinarse de qué subtipo de TDAH se trata.
  • Los síntomas del  TDAH  se  reducen  en  mayor  medida cuando el tratamiento es combinado, es decir, cuando el niño recibe intervención psicológica + psicofármaco.